Comenzó su carrera en maquillaje y estilismo en su natal Ciudad Juárez
En los más recientes días, la señorita Rodulfo se ha convertido en un personaje mediático precisamente por ser mexicana en un ambiente en el cual los paisanos (y los latinos en general) no son bien vistos, pero su relación con la hija de Donald Trump ya ronda la década.
Ahora que tan de moda está el tema de los migrantes que desean realizar el “sueño americano”, es de mencionarse esta historia de éxito que no sólo avala la cercanía de la chihuahuense con la inquilina de la Casa Blanca (y potencial primera dama del país, de acuerdo con algunos analistas que consideran que Melania jamás ocupará ese puesto), lo que la convierte en un personaje de inspiración en ambos lados de la frontera.
Mientras se habla de deportaciones, dreamers y demás escenarios pesimistas, la historia de esta paisana es muy interesante precisamente porque ha logrado destacar en donde pocos hubieran imaginado: casi en las coloradas narices de un mandatario estadounidense tachado de xenófobo.
Alexa comenzó su carrera en maquillaje y estilismo en su natal Ciudad Juárez, donde gracias al apoyo de sus padres abrió su propio salón de belleza cuando apenas contaba con 16 años. Era una jovencita con muchos sueños por delante.
Realista, sin embargo, en 2003 decidió dar un giro a su vida y dejando la comodidad que le ofrecía su tierra y un lugar bien ganado en el rubro, emigró a Nueva York, porque según relató, alguna vez la “Ciudad que nunca duerme” y su energía le parecían inspiradoras.
Es de hacer notar que la joven llegó a la urbe de hierro sin contactos en la industria editorial o de la belleza. Pero su trabajo, como históricamente sucede con muchos latinos que laboran en la Unión Americana, le abrió las puertas.
Se dice que el éxito “de la noche a la mañana” tarda algunos años de arduo trabajo en llegar. Es el caso de Rodulfo, quien poco a poco comenzó a trabajar no sólo con las celebridades, sino publicaciones de prestigio internacional, como las ediciones americanas de Vogue y Harper’s Bazaar, así como Vanity Fair España, por mencionar algunas.
Imprimiendo pasión y profesionalismo en todo lo que hacía, la juarense logró el reconocimiento que su trabajo merecía. Ella misma ha reconocido, en entrevistas, que tales virtudes son las que le han abierto puertas y brindado la confianza de sus clientes.
Ejemplo de lo anterior fue su trabajo como Make Up Artist (algo así como una especialista en el maquillaje artístico), quizás una de sus facetas más conocidas, lo que le permitió trabajar con personajes de alto nivel.
Mujeres de la talla de Ivanka Trump cayeron rendidas casi literalmente ante las manos de artista de la mexicana, quien de esta manera corroboró –y sigue corroborando- que el talento y la calidad no exigen ni pasaporte ni visa láser, y menos distinguen fronteras ni nacionalidades.
Por otro lado, también el trabajo editorial que ha realizado ha sido importante, habiendo participado en portadas y editoriales de moda para las ya citadas Harper’s Bazaar y Vogue, pero también para Teen Vogue, Self, T Magazine del New York Times (sí, el Times al que tanta aberración le tiene don Donald), Evening Standar, entre otros.
Reconocida ya por su trabajo en el mundo del maquillaje y el estilismo, la juarense (como buena nativa de la frontera más bella del mundo), no se quedó dormida en sus laureles y fue por más.
En 2009 desarrolló una línea de velas aromáticas que se venden en Bergdorf Goodman, en Estados Unidos, Saks Fifth Avenue, en México y en la concept store Colette, en París; en este proyecto también pudo fusionar su pasión por el altruismo al crear una vela de edición especial para la Fundación Ricky Martin.
Para la mexicana, su nacionalidad jamás ha sido producto de discriminación en un país donde, no importando lo que haga o deje de hacer, no deja de ser extranjera. “Nunca la he experimentado (la segregación) (…) en mi trabajo. Al contrario, mucha gente con la que laboro (en los Estados Unidos) me ha externado su cariño por México”, declaró en alguna ocasión.
Recientemente, como para no perder contacto con sus raíces y probar que el trabajo bien hecho es bien reconocido aquí y en China, publicó un editorial de moda en Vogue México y Latinoamérica, y actualmente continúa con proyectos editoriales y campañas publicitarias.
En cuanto a su relación con Ivanka
Conoció a la hija de Donald Trump, de acuerdo con sus cuentas, hace más o menos 13 años. “Fue la primera vez que trabajé con ella (…) Desde que nos conocimos y hasta la fecha su calidez como persona es la misma”, dice, ante una pregunta que, últimamente, se le ha vuelto muy recurrente.
Ivanka es reconocida por no ser tan visceral como su padre en cuanto a su relación con los extranjeros, especialmente con el pueblo mexicano. De hecho, antes de que Donald Trump se convirtiera en el presidente de Estados Unidos, ella decía ser “una amante de México”.
Obvio, muchos pensarán que lo anterior era de “dientes para afuera”. Pero en una de sus primeras visitas a México (mayo de 2010) manifestó en redes sociales su apoyo a un proyecto antiviolencia en Ciudad Juárez, su admiración por los migrantes y su fascinación por sitios turísticos como Chichén Itzá.
Su recomendación al proyecto ProjectPaz (lanzado por profesionistas de Nueva York por la guerra entre los cárteles de la droga que dejaron miles de familias enlutadas en la urbe fronteriza) se reflejó en twitter: “@alexarodulfo y un grupo de NYcers se juntaron para promover la paz en Ciudad Juárez, México @projectpaz Revísenlo www.projectpaz.org”, posteó en aquella ocasión.
Alexa, sin duda, fue una de las principales motivaciones para que la también empresaria posteara en un tema que quizá, de no haber una relación tan cercana entre ambas, le sería indiferente a la estadounidense.
Pero no son amigas, ni confidentes. Su relación es estrictamente profesional trabajando para los eventos especiales de la hija de Trump, entrevistas y presentaciones en televisión. En todo lo anterior, la maquillista se enfoca en la naturalidad, resaltando los rasgos de la mujer para que siempre irradie seguridad.
Alexa, sin embargo, no hace aspavientos por su cercanía con la hija del hombre más poderoso del mundo. “Mi trabajo con Ivanka Trump comparte la misma importancia que el trabajo con mis demás clientes privados y proyectos editoriales”, enfatiza cada vez que puede.
“Creo que las oportunidades las encuentras donde quieras buscarlas. La suerte existe y te llega si estás preparado. En mi trabajo he tenido la oportunidad de conocer muchas personas con historias de éxito, pero a ninguna le ha caído solo, ha sido mucho trabajo y preparación constante”, es uno de sus mensajes más constantes que a la vez reflejan su propia historia.